Frecuentemente en mis rutas ciclistas con origen Bodonal, suelo pasar cerca de los restos de dos casetas ferroviarias situadas junto a la vía del tren (línea Zafra-Huelva), y a su vez ubicadas junto a caminos que atraviesan dicha vía.
Estas casetas tuvieron una función similar a las "Casetas de Peones Camineros", existentes antiguamente en las carreteras (ver
aquí).
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caseta en el pKm. 50,2 línea Zafra-Huelva / paso a nivel Colada de la Higuera |
Hoy traigo al blog la historia de este tipo de construcciones, y los oficios relacionados con las mismas.
La llegada del ferrocarril a mitad del siglo XIX trajo consigo una nueva clase social: los ferroviarios. Con el advenimiento del nuevo transporte, se produjeron una serie de adaptaciones laborales y tecnológicas que dieron lugar a trabajos vinculados exclusivamente al mundo ferroviario. Jefes de estación, factores de circulación, guardagujas, interventores, enganchadores, guardesas, guardabarreras, capataces, sobrestantes, avisadores, telefonistas, maquinistas, fogoneros, jefes de tren, visitadores, guardavías, interventores en ruta y guardafrenos son algunos de esos oficios que se desarrollaron con el ferrocarril. Con la modernización ferroviaria en el último tercio del siglo XX, y sobre todo con la muerte del vapor, la mayor parte han desaparecido, pocos perviven y los que lo hacen tienen una nueva denominación.
Casillas o Casetas: Las empresas ferroviarias promovieron una serie de viviendas para sus obreros entre las que destacan las casillas de vía, edificaciones dispersas a lo largo de la línea del ferrocarril y que, en la actualidad, o han sido derruidas o se encuentran en ruina. Las casillas estaban construidas habitualmente en zonas aisladas y sin poblamiento anterior, y se situaban cada 2 ó 3 Km a lo largo de la vía, para el obrero que estaba al cargo del mantenimiento de ese tramo.
La tipología de la vivienda obrera ferroviaria es muy variada. Cada compañía tenía su propio patrón constructivo, igual que con las estaciones, tenía una "imagen de marca", un estilo arquitectónico propio. Las viviendas de estas compañías tenían unas características espaciales muy similares: solían poseer una cocina económica de carbón o leña, un comedor, dos, tres o cuatro habitaciones. Normalmente estas casas carecían de agua corriente, de electricidad y de baño, aunque en algunas ocasiones éste último se adosaba al exterior del edificio, como un habitáculo independiente, o era compartido por la comunidad ferroviaria. Las casillas tienen un carácter exterior modesto, aunque simultáneamente con una solidez constructiva. Carecían de recursos estéticos, aunque se utilizaba mucho como elemento decorativo el ladrillo visto. Por tanto, se trataba de construcciones que respondían a un modelo sencillo y que a la vez tenían que ser económicas. Unas técnicas constructivas rudimentarias, junto a la escasez de medios materiales marcaron el carácter de las viviendas.
Estas casas solían contar con un pequeño huerto en la parte posterior que ayudaba a la economía familiar, junto con corrales preparados para tener animales domésticos.
Obreros encargados de la conservación de la vía: Los guardanoches eran los trabajadores que recorrían las vías de noche para despejarlas de obstáculos o avisar de viva voz a la brigada de limpieza o de reparaciones para que acometieran sobre la misma la tarea precisa. Conocidos también como guardavías, tenían a su cargo un trozo o sección de la misma que debían vigilar constantemente, reparando los pequeños desperfectos y dando parte a sus superiores de los que no podían remediar por sí mismos. En caso de que los daños pudiesen dar lugar a un accidente, debían hacer la señal de alto a distancia conveniente, bien con movimientos convenidos de las manos, con banderas o con la luz de los correspondientes faroles (alimentados sobre todo con carburo).
Guardesas: Controlaban los pasos a nivel, trabajando con diferentes métodos (barreras deslizables, abatibles, con cadenas e incluso giratorias que cortaban el tráfico por la vía). Bajo este nombre, se cobijan fundamentalmente mujeres que, pendientes de los raíles y los trenes, debían, entre otras cosas, observar y vigilar el paso de los convoyes, mantener limpios los contracarriles (el espacio libre que debe haber en la vía para el paso de la pestaña de las ruedas) y vigilar también el camino o carretera para que ningún apresurado se lo saltara, pero a la vez ajustar el tiempo de cierre del paso para que no se formaran grandes colas. En 1962 había 1.484 mujeres ocupadas en esta labor. El oficio presenta algunas peculiaridades dentro del conjunto, ya que no sólo eran hijas de madre guardesa y padre ferroviario, sino que además habitaban en las casillas junto a la vía, sin luz eléctrica ni agua, en muchos casos. También ocupaban este puesto las esposas de los capataces de vía. De esta manera, el adiestramiento femenino en el trabajo, su aprendizaje como guardabarreras, se producía dentro del grupo familiar.
Veamos estas 2 casetas:
La situada en el pKm. 45,3 de la línea Zafra-Huelva, junto a la vía, y al paso a nivel sin barreras del camino "Cordel de las Vegas de la Simona", a escasos metros antes de desembocar ese camino en el Carril Mesteño de la fuente del romero, y del
Pino de la Junta.
La situada en el pKm. 50,2 de la línea Zafra-Huelva, junto a la vía, y al paso a nivel sin barreras del camino "Colada de la Higuera" (Bodonal a Higuera la Real).