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miércoles, 4 de noviembre de 2020

ruinas del Monasterio franciscano de San Isidro de Loriana - Mérida

El Monasterio franciscano de San Isidro de Loriana se encuentra en el término municipal de Mérida, aunque muy alejado de dicha ciudad, más próximo a las localidades de La Roca de la Sierra y Puebla de Obando. La zona a la que nos referimos fue ocupada por los caballeros de la Orden de Santiago en el siglo XIII, fundándose, entre otras, las poblaciones de Puebla de Obando y Puebla de Manzanote (luego Roca de la Sierra).

En el entorno del Monasterio de Loriana se creó con anterioridad, además, el poblado del señorío del mismo nombre. Actualmente de este despoblado apenas quedan restos físicos, localizables en la vega que hay entre el monasterio y el “Cerro del Vidrio”.

En el siglo XVI es erigido allí el monasterio franciscano que hoy conocemos aprovechando los restos de una antigua ermita, tal vez visigótica, dedicada a San Isidro. La fundación quedó concluida a mediados de la centuria, siendo inaugurada en 1551.

Durante más de tres siglos el monasterio fue parte fundamental del poblado del Loriana. Este, sin embargo, fue decayendo con el transcurso del tiempo, hasta acabar por desaparecer definitivamente en el siglo XVIII. Causas importantes de ello fueron los graves daños y arrasamientos sufridos repetidamente por el lugar con ocasión de las guerras de Portugal y de Sucesión, que entre 1640 y la primera década de 1700 afectaron a amplias zonas fronterizas de la Baja Extremadura, entre ellas las situadas entre Alburquerque y Badajoz. Por todo ello la zona fue muy castigada, afectando seriamente al lugar y al monasterio. Según tradición, el monasterio fue lugar de refugio para las poblaciones cercanas.

Por el Catastro de Ensenada (1750-1754) sabemos que a mediados del siglo XVIII la villa de Loriana estaba completamente despoblada, si bien el monasterio franciscano se mantenía en toda su pujanza, ocupado por una comunidad de dieciocho frailes y tres legos menores.

P. Madoz, en 1853, señala también al propio monasterio como despoblado. El abandono de los monjes del Monasterio de Loriana tuvo lugar, en efecto, una docena de años antes, cuando, por causa de las desamortizaciones religiosas, por las que numerosos centros conventuales fueron exclaustrados. Tras la marcha de los frailes franciscanos el edificio pasó a manos particulares, habiendo contado desde entonces con diversos propietarios. A partir de ese momento se levantaron grandes cortijos en las inmediaciones.


Monasterio de Loriana



El estado de conservación es penoso. Sus dueños se limitan a señalar la peligrosidad del lugar y a dejar morir lentamente el edificio. El derrumbe inexorablemente va haciendo mella y hay algunas estancias que prácticamente son inaccesibles. Pese a ser declarado Bien de Interés Cultural en 2013, el edificio se sitúa en una finca privada y no se ha realizado ningún tipo de acción de consolidación ni limpieza.



Monasterio de Loriana



La construcción principal está resuelta mediante una fábrica de mampostería de piedra a base casi exclusivamente de lanchas de pizarra con refuerzo de sillares graníticos en los lugares habituales, así como el uso de ladrillos en los arcos y otros puntos. El empleo de la pizarra como material autóctono confiere a la edificación unas características singulares especialmente atractivas por resultar una solución poco común.

El monasterio se articula formalmente de acuerdo con el modelo habitual de las fundaciones franciscanas, constituyendo un complejo donde se unifican capilla, claustro, estancias y otras dependencias auxiliares y anejas. El núcleo organizador principal es el claustro, que, como en todos los centros franciscanos, es de muy reducidas proporciones y de gran parquedad constructiva. Consiste en un patio de 5 x 5 metros definido por doce columnas graníticas de orden toscano, de poco más de dos metros de altura, que sirven de sustento a los ocho arcos de medio punto que forman el claustro bajo. Este, con un anchura de 1,5 metros, perimetra el patio, y en el mismo se abren los accesos de comunicación con las demás dependencias conventuales. Las cubiertas de este claustro bajo están resueltas mediante bóvedas de arista muy sencillas. El segundo piso del claustro está formado por una segunda galería, compuesta por igual número de arcos que la inferior, si bien los mismos fueron tapiados en cierto momento, quedando solo, en algunos, pequeñas ventanas para iluminación de las celdas dispuestas aprovechando su corredor. También son visibles algunas cruces pintadas en las paredes del claustro bajo.

Adosada directamente al claustro por el costado septentrional se encuentra la capilla del monasterio. Sobre la misma se ubica una espadaña. Se resuelve la capilla como una construcción de reducidas dimensiones (12 x 5 metros) de una sola nave, dividida en tres tramos.

Por Decreto de la Junta de Extremadura 214/2013, de 12 de noviembre, se declara el Monasterio de San Isidro de Loriana  como Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento (DOE 222 de 18-11-2013)

Seguidamente podéis ver unas fotos tomadas durante mi visita el pasado 24-9 a este lugar, en las que podréis observar, que se trata sin duda, de uno de los casos más flagrantes de desidia del patrimonio en nuestra Región.



Contrafuertes




Claustro

Planta alta del Claustro


Espadaña

Iglesia

Iglesia

Claustro

Planta alta del Claustro

Claustro




Contrafuertes

Portada de la Iglesia (foto de aquí)

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