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jueves, 4 de mayo de 2017

20 años de la beatificación de Ceferino Giménez "El Pelé", que tiene un altar dedicado en la Iglesia de la Concepción, Badajoz

Tal día como hoy de hace 20 años, es decir el 4-5-1997 el Papa Juan Pablo II beatificó a Ceferino Giménez "El Pelé", siendo el primer gitano que subió a los altares.

Ceferino Giménez Malla, conocido como El Pelé, (Benavent de Lérida, Lérida, España, 24 de agosto de 1861 - Barbastro, Huesca, España, 9 de agosto de 1936) fue un laico español de etnia gitana perteneciente a la Tercera orden de San Francisco.

Antes de su conversión, Ceferino era tratante de caballos y artesano de cestería. Hombre de profundas convicciones religiosas, ingresó como laico en la Orden Franciscana Seglar en 1902 y se casó con su prima hermana Teresa Giménez. Llevó fama de caritativo y piadoso, y participaba en catequesis de niños y asistencia a enfermos y pobres.
 

«El Pelé» en palabras de Juan Pablo II
(De L´Osservatore Romano, ed. esp., 9-V-97)

«A vosotros os llamo amigos» (Jn 15,15). También en Barbastro el gitano Ceferino Giménez Malla, conocido como «el Pelé», murió por la fe en la que había vivido. Su vida muestra cómo Cristo está presente en los diversos pueblos y razas y que todos están llamados a la santidad, la cual se alcanza guardando sus mandamientos y permaneciendo en su amor (cf. Jn 15,11). El Pelé fue generoso y acogedor con los pobres, aun siendo él mismo pobre; honesto en su actividad; fiel a su pueblo y a su raza calé; dotado de una inteligencia natural extraordinaria y del don de consejo. Fue, sobre todo, un hombre de profundas creencias religiosas.

La frecuente participación en la santa misa, la devoción a la Virgen María con el rezo del rosario, la pertenencia a diversas asociaciones católicas le ayudaron a amar a Dios y al prójimo con entereza. Así, aun a riesgo de la propia vida, no dudó en defender a un sacerdote que iba a ser arrestado, por lo que le llevaron a la cárcel, donde no abandonó nunca la oración, siendo después fusilado mientras estrechaba el rosario en sus manos. El beato Ceferino Giménez Malla supo sembrar concordia y solidaridad entre los suyos, mediando también en los conflictos que a veces empañan las relaciones entre payos y gitanos, demostrando que la caridad de Cristo no conoce límites de razas ni culturas. Hoy «el Pelé» intercede por todos ante el Padre común, y la Iglesia lo propone como modelo a seguir y muestra significativa de la universal vocación a la santidad, especialmente para los gitanos, que tienen con él estrechos vínculos culturales y étnicos. (De la homilía de la misa de beatificación).

En Badajoz, en la Iglesia de la Concepción, Ceferino Giménez "El Pelé" tiene dedicado un altar.


interior de la Iglesia de la Concepción - Badajoz


Altar en la Iglesia de la Concepción dedicado a "El Pelé"

Los gitanos en España 

En España se cree que llegaron hacia 1415, dispersándose y viajando después por todo el país. Las relaciones entre la población local y los gitanos fueron en general buenas durante el siglo XV. Sin embargo, a partir de 1469, con la llegada al trono de los Reyes Católicos, la situación cambió radicalmente, presumiblemente a causa de la búsqueda de la homogeneidad cultural en España..Las autoridades dieron a los gitanos un plazo de dos meses para que tomaran un domicilio fijo, adoptaran un oficio y abandonasen su forma de vestir, sus costumbres y su idioma, so pena de expulsión o esclavitud. Se buscaba la unificación de los súbditos en toda la Península, siendo el ideal al alcanzar la centralización del poder político, la existencia de una única religión, una única lengua, una única cultura y, por consiguiente, una única manera de ser. De tal manera, Las Cortes de Castilla de 1594 emitieron un mandato tendiente a separar a los «gitanos de las gitanas, a fin de obtener la extinción de la raza» vaticinando la política de las prácticas de esterilización que seguirían otros monarcas europeos de la Edad Moderna.
 
En 1633, una pragmática negó a los gitanos el carácter de nación y prohibió incluso el uso del término gitano en el reino.
 
Un acontecimiento hoy casi olvidado y escasamente estudiado por los historiadores ha sido La Gran Redada de 1749, también conocida como Prisión general de Gitanos, una operación autorizada por el Rey de España, Fernando VI, y organizada por el Consejo de Castilla a través de su presidente Vázquez de Tablada y del marqués de la Ensenada, que se inició de manera sorpresiva y sincronizada en todo el territorio español el miércoles 31 de agosto de 1749, con el objetivo inicial de arrestarlos y expulsarlos de los territorios peninsulares, medida que se desestimó finalmente, adoptándose el proyecto encaminado a extinguir la etnia gitana a través de separar físicamente hombres y mujeres, dándoles destinos útiles en los que emplearlos, en un encierro que había de durar hasta el fin de sus días. Las mujeres quedarían recluidas en casas de misericordia como la de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza , en tanto los hombres lo serían en los arsenales, hasta que finalmente fueron puestos en libertad en junio de 1765, los gitanos supervivientes que se hallaban aún retenidos en estos complejos militares.
 
La discriminación legal hacia los gitanos, puede observarse en pleno siglo XX, más precisamente en los artículos 4 y 5 del Reglamento de la Guardia Civil de 1943, donde se especifica que los gitanos debían ser vigilados de forma especial. Hacia 1960 la Iglesia católica anuncia comprometerse con la mejora de las condiciones de vida de la población gitana y pone en marcha iniciativas como el Secretariado Gitano de Barcelona, que durante la democracia serán continuadas por el movimiento asociativo gitano.

2 comentarios:

  1. En Marzo de 2017 La Iglesia beatifica por primera vez a una mujer gitana, Emilia la Canastera.

    La primera gitana mártir en todo el mundo

    Emilia la Canastera pasará a la historia como la primera mujer gitana declarada mártir en todo el mundo. Emilia Fernández Rodríguez nació en 1914 en Tíjola (Almería) y se crió en sus humildes cuevas, donde no aprendió a leer ni a escribir, aunque sus padres le enseñaron el arte de hacer canastas, que vendía para poder subsistir. Tras casarse con un hombre de su etnia por el ceremonial gitano, su marido fue llamado a filas por el bando republicano, a lo que el matrimonio se negó, por lo que ambos fueron detenidos. Ella ingresó en la cárcel almeriense de Gachas Colorás, y fue condenada a seis años de prisión. En la cárcel, ya embarazada, pidió a sus catequistas que le enseñaran a rezar, y cuando le pidieron que delatara a quienes lo habían hecho, se negó a hacerlo, por lo que fue aislada y abandonada en una celda, donde, sobre un jergón de esparto, desatendida, parió una niña, que su catequista bautizó con el nombre de Ángela. La falta de cuidados tras el parto la llevaron finalmente a la muerte, sin denunciar a quien le había enseñado a rezar el rosario. Fue enterrada en una fosa común del cementerio de Almería, aunque sus restos no han podido ser identificados.

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  2. SANTORAL 4 de Mayo
    Silvano y Ciríaco presbíteros; Venerio, Sacerdote y Godoberto obispos; Antonio, Antonina, Porfirio y Paulino mártires; Pelagia virgen; Curcódomo diácono; Florián confesor; Nicéforo fundador; Ceferino (El Pelé) y Juan Martín Moye, fundador de los hermanos de la Providencia de Gao, mártires; José María Rubio jesuita.

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