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domingo, 5 de marzo de 2023

El Tesoro de Bodonal, 80 años de su descubrimiento - I parte

El Tesoro de Bodonal lo descubrieron tal día como hoy de hace 80 años, es decir el 5 de Marzo de 1943, tres vecinos de la localidad: Julio y Leandro Quintanilla Guerra, y Manuel Quintanilla Martín, cuando empezaron a extraer tierra de un pequeño montículo con la intención de cerrar una zanja abierta dentro de la finca Los LLanos a unos 2 Kms. al Norte de Bodonal de la Sierra.


Tesoro de Bodonal


Sobre el Tesoro de Bodonal ya hemos publicado varias entradas en el blog, si bien todas ellas referentes a las piezas encontradas, y al resumen del estudio de las mismas realizado en 1973 por el prestigioso arqueológo Martin Almagro Gorbea. Ahora incorporamos nuevos datos nunca antes publicados en este blog.

Para conmemorar este 80 aniversario vamos a divulgar toda la información y/o documentación que a lo largo de estos años hemos conseguido, y dado su extensión la vamos a publicar en III partes.

I Parte: Historia de su descubrimiento, 23 años para su tasación, y otros tantos años en la caja fuerte del Banco de España en Badajoz.

II Parte: Las piezas que lo componen, valoración cientifica y estudio del Tesoro (30 años después del hallazgo) por Martin Almagro Gorbea.

III Parte: En 1970 prestado al MAN, se lo llevan a Madrid (para ya no volver a Extremadura).

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I Parte: Historia de su descubrimiento, 23 años para su tasación, y 30 años para su valoración cientifica, y otros tantos en la caja fuerte del Banco de España en Badajoz.
Fuente: Historias de Tesoros - Tesoros con Historia: Alonso Rodriguez Diaz/Ignacion Pavón Soldevila/David M.Duque Espino

Según consta en el expediente 195/43 del Juzgado de Delitos Monetarios del Ministerio de Hacienda, el 5 o 6 de marzo de 1943 apareció en la finca Los Llanos el llamado Tesoro de Bodonal, compuesto por 19 piezas de oro macizo, del que los descubridores hicieron tres lotes y dieron un trozo al farmacéutico de Segura de León para asegurarse de que era oro. Pero las piezas fueron intervenidas por la Guardia Civil a uno de los descubridores y se pusieron a disposición de citado Juzgado. Apareció muy pronto el entonces comisario provincial de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, D. Jesús Cánovas Pesini, quien se presentó en la localidad y consiguió llevárselas al Museo Arqueológico de Badajoz. No sabemos quién pudo alertar del hallazgo, pero sí que a Cánovas le envió la Comisaría General de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, tal vez consultada por el juez. El caso es que Cánovas publicó enseguida una reseña en Archivo Español de Arqueología (*) dando cuenta del lugar, circunstancias y elementos del hallazgo. Su actuación se produjo, según dijo, siguiendo instrucciones para examinar los objetos y “tramitar a favor del Estado el tesoro hallado” al amparo de la Ley del Tesoro Artístico, es decir, la Ley de 13 de mayo del Tesoro Artístico Nacional de 1933, de cuyo desconocimiento en muchas instancias administrativas se quejaba en su breve escrito (Cánovas Pesini, 1943: 121-122). También ese mismo año T. Gómez Infante se ocupó del descubrimiento a propósito de la aparición de la noticia en la prensa provincial, valorándolo como un tesoro íbero (Gómez Infante, 1943), mientras Álvarez Sáenz de Buruaga dio cuenta en una breve nota de su ingreso en el Museo de Badajoz acompañada de una fotografía del conjunto (Álvarez Sáenz de Buruaga, 1943). Por su parte no faltaron tampoco prontas referencias en la prensa escrita, en concreto en el diario madrileño Pueblo de 14 de abril con el título “Hallazgo de un tesoro en Badajoz” y en el del día 19 con una fotografía de las piezas y otra de los descubridores. Un día después de dar cuenta Pueblo la primera noticia, es decir el 15 de abril, fue el diario extremeño Hoy con la titulada “Un tesoro prehistórico hallado en Bodonal de la Sierra”, donde se destacó la inmediata actuación de la Guardia Civil y se incluyeron dos fotos, una del tesoro y otra en la que posaron sentados el teniente coronel de la Guardia Civil, el cabo que ejercía de comandante del puesto de la Benemérita en Bodonal, Rebollo Macías de apellidos, Cánovas y Gómez Infante, quien en aquellos momentos era director interino del Museo Arqueológico de Badajoz. Con esa misma fecha también se hicieron eco otros periódicos, caso por ejemplo del llamado Información de Alicante.

(*) El tesorillo de Bodonal

HOY de Badajoz 15-4-1943


Parece claro que se actuó con celeridad y prontitud desde distintas instancias para salvar el tesoro, pero a partir de ahí esa celeridad y prontitud se ralentizaron. Así, el aspecto menos conocido es el que atañe a los expedientes que se abrieron en distintos departamentos del Estado en cuanto la Guardia Civil se incautó de las piezas. Intervinieron el Juzgado de Delitos Monetarios del Ministerio de Hacienda, la Dirección General del Tesoro Público del mismo Ministerio, la Subsecretaría del Ministerio de la Gobernación, la Comisaría General y la Provincial de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación Nacional, además de inicialmente la Guardia Civil. Se generó así un dilatado proceso con vertientes judiciales y administrativas de esos cuya excesiva duración y falta de claridad justifican la desconfianza y el recelo que provocaban por entonces, y seguirían provocando mucho tiempo después, las intervenciones del estamento judicial y sobre todo del llamado “de Bellas Artes” ante cualquier hallazgo de naturaleza arqueológica.

El Juzgado de Delitos Monetarios del Ministerio de Hacienda, que gozaba de libertad procesal absoluta y podía iniciar proceso de oficio o por denuncia, abrió el mencionado expediente 195/43, donde se inculpó a los tres descubridores por un posible delito monetario con el fin de dilucidar si eran de aplicación al caso las disposiciones en vigor sobre la obligatoriedad de ceder el oro al Estado, empezando por la Ley Penal y Procesal sobre Delitos Monetarios de 24 de noviembre de 1938, disposiciones que cesaron muchos años antes de que se dictara la sentencia. Porque no se pronunció sentencia hasta 1966, sentencia núm. 8591 de 9 de julio de 1966, ante la que no cabía recurso, y que fue absolutoria para los halladores de las joyas de oro, las cuales ordenó que quedaran en el Museo de Badajoz a disposición de la Dirección General de Bellas Artes. Es decir, que no hubo sentencia hasta casi veintitrés años después de abiertas las diligencias. No obstante, hay que señalar que el juez que incoó el expediente no despreció el parecer de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación Nacional y dictó pronto, a instancias de la misma, un exhorto con fecha de 14 de mayo de 1943 para que las piezas pasaran al Museo de Badajoz a disposición del Juzgado. Con la misma fecha comunicó esta disposición a la Dirección General del Tesoro Público, a la cual había remitido también la Subsecretaría del Ministerio de la Gobernación, con fecha 23 de abril, la apertura de un expediente de Recuperación, el núm. 68/943.

Por otro lado, el Ministerio de Educación Nacional, a través de la Dirección General de Bellas Artes, también había puesto en marcha sus actuaciones al amparo de la Ley del Tesoro Artístico Nacional, primero indicando al Juzgado que los objetos deberían depositarse en el Museo de Badajoz pues no eran lingotes de oro, sino joyas prehistóricas, y después, un poco antes del citado exhorto del juez de fecha 14 de mayo, en concreto el 10 de mayo de 1943, solicitando formalmente a través de su Inspección General del Museos la valoración económica del tesoro, que inicialmente se encargó a T. Gómez Infante. Además, con fecha 10 de junio, esa Inspección aprobó que las piezas que constituían el tesoro se guardaran en un banco por razones de seguridad. De este modo, el Tesoro de Bodonal estuvo depositado en el Museo Arqueológico de Badajoz todos esos años, pero en un banco, primero a disposición del Juzgado y tras casi veintitrés años pasó a la de la de Dirección General de Bellas Artes. Y ahí seguiría más años como enseguida se comentará.

Pero la tasación planteó no pocos problemas, tantos que la definitiva no se remitió desde la Dirección General de Bellas Artes al Juzgado hasta el 20 de junio de 1966, y de esta a los descubridores hasta el mes de enero de 1967; es decir, casi veinticuatro años después del hallazgo, siendo entonces cuando se encarga al director del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz que comunique a la misma el nombre, apellidos y dirección de quien era el propietario del terreno en la fecha en que se produjo el descubrimiento, quien por cierto ya había fallecido.

Es difícil justificar esta dilación de más de veinte años, aunque hay diversos factores que ayudan a comprender qué es lo que ocurrió. El encargo inicial de la tasación a Gómez Infante, que era director interino del Museo pues la dirección debía recaer en un funcionario del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, se produjo en un momento de cambios. La sede del Museo Arqueológico de Badajoz se había trasladado hacía unos pocos años al edificio de la Galera, junto a la torre de Espantaperros, y las instalaciones y medios era muy precarios mientras, por otro lado, una O.M. de 30 de septiembre de 1943 incorporaba el Museo de Badajoz a la dirección del de Mérida, aunque el centro mantenía su independencia jurídica y funcional. Gómez Infante dejó entonces el Museo de Badajoz sin hacer la tasación y después de marcharse se sucedieron diversos cambios en la dirección del mismo, los cuales debieron dejar el oficio de la Inspección en el olvido. Pero para esta tampoco parece que fuera muy prioritario, pues no consta que se hiciera una nueva solicitud hasta 1951, año en el que el expediente se reactivó.

Así, con fecha de 11 de abril de ese año la Inspección General del Museos Arqueológicos del Ministerio de Educación Nacional volvió a solicitar al Museo Arqueológico de Badajoz información urgente sobre el “asunto” jurídico del Tesoro de Bodonal y si se estaba al corriente del pago de la custodia de las piezas en el banco, porque desde que se aprobara el depósito del tesoro en el mismo, el 10 de mayo de 1943, no había tenido noticias al respecto. Es decir, ocho años menos un mes sin que se supiera nada del asunto. La solicitud de la Inspección se reiteró el día 27 pero se cruzó con el oficio de respuesta del director del Museo Arqueológico de Badajoz fechado el día 25, por el que se contestaba que el tesoro continuaba en depósito y que no constaba ninguna notificación nueva del Juzgado puesto que en la documentación del centro no había ningún documento sobre el expediente desde el ingreso del tesoro en el banco. De hecho, el director del Museo, José Álvarez Sáenz de Buruaga, antes de responder a la Inspección escribió a Gómez Infante una carta con fecha de día 21 para preguntarle sobre el asunto del Tesoro de Bodonal y este le contestó enseguida diciéndole que creía que el caso no debía de estar resuelto y que el tesoro debería seguir en depósito a disposición judicial. Pero no le comentó nada relativo a la tasación. De esta documentación citada, conservada en los archivos del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz, se deduce que no existía en ese centro, o bien no se había conservado, ningún documento que fuera posterior a los del ingreso y depósito del tesoro en 1943 y que por tanto Álvarez Sáenz de Buruaga debió empezar de nuevo las diligencias que correspondían al Museo. También en 1951 el Juzgado de Delitos Monetarios parece que retomó el caso pues en octubre de ese año instó a la Dirección General de Bellas Artes a que le hiciera saber si el valor de las piezas superaba el valor físico del oro. Pero la tasación siguió en punto muerto y no hubo nuevas diligencias hasta 1955.

Fue en ese año cuando la Dirección General del Tesoro Público del Ministerio de Hacienda se volvió a interesar por el expediente de recuperación núm. 68/943 de la Subsecretaría del Ministerio de la Gobernación, antes citado, de modo que pidió que se le informara sobre si los objetos seguían en depósito o habían sido ya adquiridos en propiedad por su interés arqueológico. Es decir, no sabía nada desde hacía doce años, en concreto desde la notificación del Juzgado de Delitos Monetarios en mayo del año 1943. La información la solicitó tanto a la Inspección de Museos como a al propio Museo de Badajoz con fecha 24 de junio del 1955 y la respuesta la remitió el director del Museo de Badajoz el 15 de julio, siguiendo instrucciones de la Inspección y destacando que se trataba de alhajas prehistóricas afectadas por las disposiciones vigentes sobre el Tesoro Artístico Nacional. Pero ahí quedó todo.

Un nuevo parón en las diligencias, que en esta ocasión no puede achacarse a los cambios de personal, sedes, procedimiento, posibles pérdidas de documentación o desconocimientos, nos lleva hasta la primavera de 1966 en la cual el tema se desbloqueó definitivamente. El 30 de abril la Dirección General de Bellas Artes se dirigió al director del Museo de Badajoz para que se tasase el tesoro por personal idóneo designado por esa Dirección General, recordando que la valoración económica había sido solicitada de nuevo por el Juzgado de Delitos Monetarios el 21 de octubre de 1951, o sea que la última solicitud llevaba catorce años sin atenderse. Quien se encargó entonces del asunto personalmente fue el director del Museo, José Álvarez Sáenz de Buruaga, que seguía con el Museo de Mérida y con el de Badajoz. Como en el Museo de Badajoz no había más documentación que la del ingreso y las noticias publicadas de primera mano por Cánovas Pesini, encargó por escrito de 12 de mayo al secretario que brevemente tuvo en el centro, Juan Gil Julián, que contactase con Cánovas para que le informara de todo cuanto pudiera: si se hizo excavación en el lugar del hallazgo, dónde estaban los fragmentos cerámicos que aparecieron y que supuestamente pertenecían al vaso donde estaban los oros, si tenía en su poder algún elemento o información más, etc. El 6 de junio Gil Julián le contestó a Sáenz de Buruaga que Cánovas no le aclaró nada y textualmente señala “como este señor siempre”, de manera que solo le indicó que el autor de las fotos era Vidarte, un conocido fotógrafo de Badajoz. Poca o nula colaboración de Cánovas Pesini, quizás porque ya había perdido el protagonismo que por razones políticas había tenido antes en temas del patrimonio histórico-artístico (Ortiz Romero, 2007: 472).

Se conservan en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz muchas anotaciones del minucioso trabajo de Álvarez Sáenz de Buruaga para la tasación, tanto de las consultas como de las referencias que tomó. Así preguntó a Callejo Serrano sobre los criterios que este había seguido en el asunto de la valoración económica de los torques de Berzocana, recogió diferentes citas bibliográficas de hallazgos áureos, contrastó sus circunstancias y caracteres con las de Bodonal, comparó los diferentes pesos que se habían señalado para las piezas en busca del más exacto y pidió parecer en al menos cuatro joyerías de Badajoz y Mérida para asegurarse de los quilates y del valor físico del oro. Al final, el 11 de junio de 1966, remitió la tasación a la Dirección General de Bellas Artes, en la que al valor intrínseco del oro en el mercado añadió un 30% por su valor arqueológico, con el resultado final de 149.687,20 pts.

El 20 de junio, el Director General de Bellas Artes envió la tasación al Juzgado. El 9 de julio el juez dictó la sentencia antes aludida, que remitió con fecha de día 14 al Museo de Badajoz. Pero hasta enero de 1967 la Dirección General de Bellas Artes no comunicó el valor de la tasación a los descubridores, casi seis meses después de la sentencia judicial, al tiempo que encargó al director del Museo de Badajoz que le hiciera llegar el nombre del propietario de la finca cuando se produjo el descubrimiento de los oros. El 3 de febrero el director del Museo de Badajoz, tras consultar al Ayuntamiento de Bodonal, facilitó el nombre del dueño de la finca, que como apuntamos ya había fallecido, y el de sus herederos. El asunto de la adquisición del Tesoro de Bodonal por parte del Estado estaba a punto de cerrar toda su tramitación tantísimos años después de su descubrimiento. El que concernía a la definitiva ubicación de las piezas no, pero de momento siguieron en el Museo de Badajoz, en realidad en el banco, a disposición ya de la Dirección General de Bellas Artes.

Por otra parte, en cuanto a su valoración científica, no fue hasta 1973 cuando apareció la primera publicación que se ocupó de su estudio, treinta años después del hallazgo, durante los cuales las únicas referencias fueron las antes recogidas de Cánovas Pesini, Gómez Infante y Álvarez Saenz de Buruaga. Ese año Hartmann publicó el resultado e interpretación de unos análisis espectográficos que se hicieron y vieron la luz los primeros estudios del tesoro que fueron realizados por M. Almagro Gorbea (1973 y 1974).

2 comentarios:

  1. En el año 1966 el Tesoro de Bodonal fué tasado en 149.687,20 pesetas.
    El valor del Kg. de oro a fecha de hoy (5-3-2023) son 56.140,03 € / Kg.
    Como el peso del Tesoro son 1 Kg y 556 gramos, el valor del oro a dia de hoy seria de 87.356,89 €
    Incrementandose un 30% por su valor arqueológico, es decir 26.207,07 €
    EL VALOR TOTAL A DIA DE HOY (utilizando el mismo criterio de 1966) SERIA DE 113.563,96 €

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  2. Es decir, casi 19 millones de las antiguas pesetas

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