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domingo, 19 de octubre de 2025

Alconchel (Badajoz)

Ya en los años 2012 y 2022 tuve ocasión de visitar en Alconchel dos de sus monumentos más emblemáticos: El Castillo de Miraflores (ver aquí) y el Convento de Nuestra Sra. de la Luz (ver aquí). Remito a esas publicaciones para un conocimiento más detallado de cada uno de ellos.

La villa de Alconchel nacía en el periodo árabe y sería repoblada en la segunda mitad del siglo XII por cristianos a instancia de Alfonso I de Portugal (Alfonso Enríquez, o Alfonso I de Borgoña).

En 1264, durante el reinado de Alfonso X el Sabio, Alconchel pasaba otra vez a la Corona de Castilla y la plaza era cedida a los Templarios. Posteriormente, y por corto período, Alconchel pasaba nuevamente bajo el dominio portugués.

Posteriormente Alconchel estuvo bajo la jurisdicción del maestre de la Orden de Alcántara, Gutierre de Sotomayor, quien la rigió hasta que pasaba a los señores de Zúñiga y al marquesado de San Juan de Piedras Albas y Bélgida. El primitivo castillo de Miraflores, sería levantado durante el periodo musulmán, y ampliado y dotado de nuevas defensas durante los siglos XIV y XV, que es a partir de entonces cuando Alconchel ya gozaba de identidad propia.

Los constantes enfrentamientos con la vecina Portugal, iban a perjudicar a los pobladores de Alconchel como al resto de habitantes de la zona fronteriza, y en diversas ocasiones sufrirían invasiones y desplazamientos en los ataques realizados por las huestes portuguesas.

A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura. Desde 1834 quedó integrado en el partido judicial de Olivenza

El pasado 14-10 estuve en los alrededores del Castillo y en algunas calles de la localidad, de cuya visita os dejo las siguientes fotos





Castillo de Miraflores

Castillo de Miraflores - Alconchel

Castillo de Miraflores - Alconchel

Castillo de Miraflores - Alconchel


El Castillo de Alconchel es el elemento más distintivo de la localidad. Enclavado sobre la cima del cerro de este mismo nombre, domina con su imponente presencia todos los territorios del entorno.

De origen árabe, y reconstruido en el siglo XII por el monarca lusitano Alfonso Enríquez, fue consolidado luego por los templarios, convirtiéndose en uno de los bastiones más importantes de esta Orden.

Originariamente se componía de triple recinto, reforzado el intermedio con cubos apuntados hacia el sur. Lo preside una poderosa torre de Homenaje, completando el conjunto un buen patio de armas, aljibes, mazmorras, capilla y otras dependencias de las que se conservan distintos restos.

Hoy se encuentra en su interior el Centro de Interpretación de las Fortificaciones del Gran Lago de Alqueva y se prepara para albergar en él un espacio único para convenciones, congresos y exposiciones con posibilidad de hospedaje.


Al fondo restos de la Ermita de la Esperanza

Al fondo restos de la Ermita de la Esperanza


La Ermita de la Esperanza debió construirse durante del Siglo XVI mediante el patronazgo que por estas fechas realizan los Señores de Alconchel don Juan de Sotomayor y doña Francisca Portocarrero, al igual que se construyó la Iglesia y la Capilla del Castillo.

Esta Ermita, actualmente en ruinas, se encuentra ubicada a modo de torre vigía en lo alto del monte denominado de la “Esperanza” frente al Castillo.

De un solo cuerpo, actualmente se conservan los muros perimetrales y un trozo de bóveda, aunque pretende ser objeto de una íntegra remodelación.

Siempre fue atendida por ermitaños, según consta en el Libro de Oficios y Rentas del Archivo Municipal.


Ermita de la Esperanza (restos)

Restos de la Ermita de la Esperanza

Restos de la Ermita de la Esperanza





La Iglesia Ntra. Sra. de los Remedios data del S.XVI, con elementos del estilo gótico renacentista. Su fecha de edificación concreta es finales de 1500 debido a que la fecha del comienzo de sus libros data del 1600. Construida sobre un templo anterior del que se conserva la escalera de caracol del S.XIV.

El edificio construido sufriría las consecuencias de las guerras con Portugal y con Francia, lo que conlleva una serie de retoques sucesivos en su estructura. De una sola nave, con tres capillas en su parte norte y dos en el sur; cabecera semicircular y bóveda de medio cañón. En sus pies posee un amplio espacio para el coro donde se encuentra el órgano del siglo XIX



Iglesia de Nuestra Sra. de los Remedios



Chimenea con símbolos de protección (ver aquí)

Torre del reloj, y al fondo el Castillo de Miraflores


Torre del reloj: El 29 de diciembre de 1903 se celebra Sesión Plenaria del Ayuntamiento de Alconchel en la que se aprueba por unanimidad: “los gastos ocurridos en la compra del Reloj y construcción de la torre para el mismo, los cuales se han llevado a efecto sin las formalidades de subasta por la perentoria necesidad de llevar a efecto mencionada compra y referida construcción de torre…” 

Era alcalde D. Jacobo Mozón Ambrona elegido el 1 de enero de 1902 y cuyo mandado se extendían entre dicho 1 de enero de 1902 y el 31 de diciembre de 1904, ya que las legislaturas de entonces duraban dos años y los plenos se celebraban cada semana y eran de asistencia obligatoria. Eran los Gobiernos denominados “El Turno” durante la etapa de la Historia de España de la Restauración.


Torre del reloj

Torre del reloj


Antigua cárcel, hoy Museo local de historia y tradiciones



La Antigua Cárcel Pública es un edificio singular datado a mediados del s. XVII que fue totalmente rehabilitado en el año 2004.

Está compuesto de varias habitaciones en dos plantas, antiguos calabozos, alguno de ellos a modo de mazmorra en el subsuelo.

Protegido por fuertes rejas de forja maciza, la fachada está coronada por un remate en espadaña de un solo arco que alberga una campana.


Parque del Centenal

Parque del Centenal



Capilla de la Virgen de la Soledad

Casa Consistorial


Plaza de España


Panel de azulejos "Nitrato de Chile" en Plaza de España

Panel de azulejos "Nitrato de Chile" en Plaza de España


abonad con NITRATO DE CHILE

El famoso cartel, fue diseñado por un joven arquitecto español llamado Adolfo López-Durán Lozano, en 1929 (cuando todavía era estudiante de arquitectura). Durante algunas décadas esta histórica publicidad en azulejos salió desde la fábrica de Ramón Castelló, en Valencia, se distribuyó por toda España y Portugal. (*)



Arco en calle Clavellinas





"El Sembrador"
em homenaje a los hombres del campo



Para más información:

https://ayuntamientodealconchel.es/


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(*) Nitrato de Chile: Este fertilizante, estaba compuesto por nitrato sódico, nitrato potásico, y cantidades mínimas de sodio, boros y otros componentes. El producto llegaba a España en barcos desde Chile, pues se producía en el desierto de Atacama. El monopolio de estas explotaciones estaba controlado, especialmente, por grandes empresarios británicos. Para la extracción del producto se requería gran cantidad de mano de obra, que llegaban de diferentes zonas de Bolivia o Perú; los trabajos de extracción de este nitrato, se realizaban de manera infrahumana, estas condiciones laborales, desatarían las revueltas de los trabajadores, en todo el Norte Grande, que culminaron con la matanza indiscriminada, por parte del ejército chileno, de al menos 3.600 personas entre mujeres, niños y hombres, que tuvo lugar en la zona el 21 de diciembre del año 1907, cuando pedían condiciones justas, por el trabajo que realizaban, para que el resto del mundo pudiera abonar sus tierras con el nitrato de Chile.

El Nitrato de Chile comenzó a expandirse mundialmente como fertilizante relativamente tarde, a principios del siglo XX, cuando la industria salitrera ya comenzaba a mostrar síntomas de su declive. Para sobrevivir necesitaba abrirse a nuevos mercados y potenciar a la vez los tradicionales (Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y Francia).

Fue precisamente la competencia con los nuevos abonos sintéticos la razón que motivó a desarrollar una extraordinaria campaña publicitaria que hizo popular este producto en medio mundo y que prolongó exitosamente su utilización.

Los carteles publicitarios fueron diseñados específicamente para cada país, cada uno diferente, pero todos con un mensaje claro y directo sobre las grandes ventajas de utilizar el Nitrato de Chile como abono. Sin duda, muchos de estos carteles son de un gran valor artístico.

Sin duda, el famoso mosaico de azulejos que se utilizó en España para publicitar el Nitrato de Chile logró que se hiciese muy conocido y popular en poco tiempo. La imagen del jinete en negro, sobre fondo amarillo y grandes letras blancas llamaba poderosamente la atención, siendo la mayor prueba de su éxito el haber quedado en grabado en la memoria de varias generaciones.

Otro Panel de azulejos: "abonad con NITRATO DE CHILE" - Fuente de Cantos (Badajoz) ---> aquí

lunes, 13 de octubre de 2025

Los frescos del claustro de la catedral de Toledo

He visitado la Catedral de Toledo en varias ocasiones, pero fue en mi última visita, el pasado 28 de septiembre, cuando reparé por primera vez en los frescos que decoran las paredes del Claustro, los cuales me recordaron a los que había visto en el Monasterio de Guadalupe (ver aquí).

Se trata de un conjunto de lienzos en los que Francisco Bayeu y Mariano Salvador Maella, dos de los más destacados pintores del neoclasicismo español, representaron a finales del siglo XVIII diversas escenas de la vida y milagros de los santos toledanos.

Agradezco a D. Manuel Martínez (http://manuelblasmartinezmapes.blogspot.com/) me haya permitido utilizar en mi publicación el texto que acompaña las imágenes, así como las fotografías 1 y 2 de esta entrada. El resto de las fotografías fueron tomadas por mí durante la visita.

El título y atribución de estas pinturas es el siguiente:

El martirio el Santo Niño de La Guardia, de Francisco Bayeu

La pintura representa el rapto del niño Cristóbal, parroquiano de San Andrés y su crucifixión por los judíos raptores en el vecino pueblo de La Guardia, cercano a Toledo. Al lado izquierdo de la puerta, se ve a dos hombres tocados con turbante y sombrero que se llevan por la fuerza al niño que se resiste. A la derecha, el niño está clavado en la cruz, mientras un hombre que lleva en la boca un cuchillo desciende por una escalera y otro hombre que esta de pie le observa o parece conversar con el anterior.


La prisión de San Eugenio, de Francisco Bayeu

Representa el prendimiento tumultuoso del Arzobispo electo de Toledo, San Eugenio. Delante de una cerca o tapia almenada, tras la cual se divisa la copa de los árboles, el santo, con sobrepelliz, exhorta a un grupo de cristianos que salen maniatados hacia el martirio por una puerta a la izquierda del fresco. Tres hombres parecen burlarse de sus exhortaciones. Algunos más con el mismo o parecido atuendo aparecen a la derecha, dos de ellos sentados en piedras en primer término con dos niños y un perro. Arriba, ángeles con palmas y coronas


La predicación de San Eugenio, de Francisco Bayéu

En la predicación de San Eugenio, primer arzobispo de Toledo. Aparece el santo sobre una escalinata, delante de un edificio de composición clásica, en una especie de ágora o plaza pública predicando a los fieles que figuran repartidos por el lienzo en distintas posiciones y formas. A la izquierda, un hombre de espaldas en actitud de conversar con otro que está semioculto y dos mujeres con niños; en el centro, un enfermo con su acompañante; a la derecha, otra mujer con niño y detrás del santo varios personajes más que escuchan atentos sus palabras. Fondo de árboles e iglesia y arriba en el cielo ángeles y querubines que revolotean alrededor del Espíritu Santo cuyos destellos iluminan la cabeza del venerable prelado.


El martirio de San Eugenio, de Francisco Bayéu

En lo alto de un balcón, sobre una gradería, aparece sentado el pretor romano, revestido de púrpura, al que acompañan dos lictores y un viejo que lleva cubierta la cabeza con un manto verde. El santo, de blanco, se halla cogido por uno de los verdugos mientras el otro levanta la espada para decapitarle. Dos soldados contemplan la escena. Abajo, a la derecha, dos personajes, uno sentado con turbante y otro de pie que señala al santo. A la izquierda, dos mujeres, una de espaldas y otra sentada, las dos con niños, y varios personajes más, uno sujetando un caballo, presencian la escena con horror.


La aparición de San Dionisio a Hercoldo, de Francisco Bayéu

La aparición de San Dionisio Aeropagita, arzobispo de París al devoto Hercoldo. Éste se halla a la derecha, recostado en el lecho, una magnífica cama dorada con pabellones y accesorios de mucho lujo, elevada sobre una escalinata donde también hay pintada un ánfora. Sobre una nube que aparece sostenida por ángeles se le aparece entre sueños San Dionisio para decirle donde está el cuerpo de San Eugenio, que le mandase recoger y le diera adecuada sepultura. En la gloria, ángeles y querubines. A la izquierda del cuadro se divisa, por entre un enrejado o balcón, el lago Mercasio y el cuerpo de San Eulogio flotando sobre sus aguas.

Traslado de las reliquias de San Eugenio, de Francisco Bayéu

Representa el momento en que la procesión que lleva las reliquias en una artística urna que despide resplandores de gloria, entra en Toledo por la puerta de Bisagra. Históricamente esta traslación tuvo lugar en el año 1565 y está bien documentada. Entre los caballeros que portan las andas, todos en traje de corte, se reconoce fácilmente al Rey Felipe II que es la figura que ocupa el puesto principal o sea a la derecha de los dos que van llevando las andas. Junto a él marchan sus sobrinos Rodolfo, quién luego sería emperador de Austria y Ernesto, archiduque de Austria, hijos ambos del emperador Maximiliano II. Delante de la urna, acólitos con roqueta y dos obispos. A la izquierda otro obispo con cirio y un niño que es el infortunado príncipe Carlos, también con vela. En primer término, a la derecha, varios personajes, entre ellos mujeres con niños que contemplan el paso de la procesión. Arriba, querubines y ángeles, uno de mayor tamaño, con un incensario dorado quemando perfumes por encima de la santa reliquia.


La caridad de Santa Casilda, de Francisco Bayéu

Santa Casilda, hija del rey moro de Toledo Al-Mamum o Almenón. La escena está dividida en dos alturas, al objeto de respetar la puerta que se abre en este paño- figurando otros tantos pisos de la morada del monarca, separados por la escalera que une el palacio con las mazmorras en las que están encerrados los esclavos cristianos. En un descanso de la escalera se encuentra la santa con sus doncellas en actitud de alargar un pan de los que lleva en su canastillo a uno de los cautivos que trepa sobre otro para alcanzarlo, mientras otro, mayor, implora sentado y otros más e pie dirigen la vista hacia la santa. A la izquierda, otros cautivos sentados y dos de pie debajo de la escalera. Desde palacio, dos personajes con turbante contemplan la escena. Arriba, ángeles volando.


La delación de Santa Casilda, de Francisco Bayéu

También esta escena aparece dividida en dos pisos. En el superior que figura una galería del palacio, Santa Casilda, junto a su aya, muestra a su padre, al que acompañan los delatores, las rosas en las que milagrosamente se han convertido los panes que llevaba para los cautivos. El rey se toca con turbante, lo mismo que los personajes situados a la izquierda en diversos planos. Nótese –observa Parro- la rabia del delator que se oculta detrás del grupo, apretando los dientes y los puños de ira por el chasco que acaba de llevarse. A la derecha, edificio con pórtico, columnas y galería. En el piso inferior, los subterráneos del palacio de Almenón, “alumbrados triste y débilmente por un farol que cuelga de la bóveda y atestados de infelices cautivos que unos en cepos, otros encadenados y en diferentes posiciones los demás, presentan todos en sus fisonomías la pesadumbre que les abruma”. Arriba, como es costumbre, gloria con ángeles y querubines volando.


La muerte de Santa Casilda, de Francisco Bayéu

La muerte de Santa Casilda, acaecida, según la leyenda, en un desierto al que se retiró, cercano a Burgos. A la izquierda, la santa, sentada en la hierba, expira en brazos de dos hermosos ángeles mientras otros vuelan alrededor y uno mayor porta la corona y la palma. Más arriba, Jesucristo, en toda su gloria, sobre nubes y rodeado también de ángeles, sale al encuentro de la santa.


Pinturas de la portada de la capilla de San Blas,
 por Francisco Bayéu

A ambos lados de la puerta, San Julián y San Ildefonso, los dos revestidos de pontifical. Más arriba la Gloria con el Espíritu Santo rodeado de querubines.


Santa Leocadia ante el pretor, de Mariano Maella.

Representa a Santa Leocadia ante el Pretor Daciano. Este situado a la derecha del espectador en una silla curul, sobre un plinto circular con relieves, rodeado de soldados, increpa a la santa quien, está en el centro sujeta por un soldado en actitud modesta pero llena de energía y dispuesta a repeler las órdenes que recibe para que ofrezca incienso a una estatua de oro bronce dorado de Júpiter que tiene enfrente colocada sobre un gran pedestal mientras un sacerdote le invita imperiosamente al culto pagano para el que está dispuesto el ceremonial. Fondo de arco y ángeles entre nubes que llevan los símbolos del martirio.