sábado, 21 de mayo de 2022

Convento de Nuestra Señora de la Luz - Alconchel

Ya hemos publicado en el blog algunas entradas relativas a mis visitas a Conventos / Monasterios en el medio de la nada, alejados varios kilómetros de la población más cercana, y todos en un estado lamentable de conservación, muchos de ellos (por no decir todos) en la lista roja del patrimonio de Hispania Nostra.

Debemos destacar entre otros:

  • Convento da Tomina - Santo Aleixo da Restauração (ver aquí)
  • San Miguel de los Fresnos - Fregenal de la Sierra (ver aquí)
  • Convento Madre de Dios - Valverde de Leganés (ver aquí)
  • Monasterio de San Isidro de Loriana - Mérida (ver aquí)


Hoy vamos a tratar sobre el Convento de Nuestra Señora de la Luz, también conocido como Convento de la Luz de Moncarche o de los Jarales, en término de Alconchel.

Es necesario recorrer unos 9 kilómetros por caminos trazados entre dehesas para alcanzar el convento. Situado al suroeste de Alconchel, al norte de Villanueva del Fresno, sus restos se alzan junto a la rivera de Friegamuñoz, que discurre por la sierra de Moncarche y hace de delimitación entre los términos municipales de las localidades citadas.

La leyenda narra que un pastor, llamado Antonio Muñoz, lavaba sus ropas en el arroyo cuando escuchó unas voces y atisbó unas luces que procedían de una cueva cercana. Temeroso, pero valiente, se adentró entre las rocas. Allí encontró una talla que guardó en el morral creyendo era una muñeca. Al día siguiente la escultura no estaba en su zurrón. Intrigado por el fenómeno, fue en su busca. La encontró nuevamente en su cueva, desde donde volvió a trasladarla a su casa. Los hechos se repitieron una y otra vez durante los días siguientes. Clérigos de Alconchel, informados del evento, determinaron que la escultura era representación de la Virgen, siendo las apariciones, luces y voces fruto de sus milagros.


Espadaña de la Iglesia del Convento de la Luz

entrada a la cueva

interior de la cueva



A pesar de las malas comunicaciones existentes en la Baja Extremadura de fines del siglo XV, pronto se propagó la noticia por la comarca, acudiendo al lugar devotos de Nuestra Señora y curiosos, siempre ávidos de novedades. Juan de Sotomayor, II Señor de Alconchel, sufragó las obras de construcción de un pequeño santuario en el lugar de la aparición, santuario dedicado a la conocida desde entonces como Virgen de la Luz. Junto al templo se edificaron dependencias de carácter monástico que, una vez erigidas, fueron entregadas a los Franciscanos Descalzos, según dispuso la bula papal de septiembre de 1499. Los Descalzos, en ese momento comandados por Fray Juan de Guadalupe, surgieron como movimiento reformista dentro de la Orden Franciscana.

Poco después, los Reyes Católicos ordenaron prender a Fray Juan de Guadalupe, y obligaron a sus frailes a entregar los conventos a los Observantes. Cinco años más tarde el Convento de la Luz regresó a manos de los Descalzos. Allí acogieron a numerosos monjes procedentes de Salvaleón, Trujillo y Villanueva del Fresno, cuyos conventos habían sido destruidos por los Observantes. Ira y odios impropios de seguidores del santo de Asís, violencias y conflictos entre hombres, en definitiva.

En chozas levantadas en torno a la iglesia, el único edificio en aquel tiempo digno de tal consideración, se alojaron los recién llegados. La vida en el lugar era más propia de un eremitorio, de un “desierto”, que de un espacio conventual propiamente dicho. El templo era semisubterráneo, pues en él se integraba la cueva en la que Muñoz encontró la imagen mariana. Con el paso del tiempo fueron necesarias obras que mejoraran la vida de los residentes y facilitaran el culto a los peregrinos que hasta allí se desplazaban. Uno de estos devotos, Bartolomé Mejías, hizo una importante donación económica para la reforma, ampliación y mejora del convento en 1590.

Los trabajos conllevaron la remodelación completa de la iglesia. Pese a seguir siendo un templo modesto en sus dimensiones, ganó en altura y se organizó en dos niveles: el inferior, a modo de cripta, acogió los restos de los monjes finados, antes enterrados en un patio dispuesto hacia el oeste; y el superior, la iglesia propiamente dicha. Al este, como no podía ser de otro modo, se alzó la cabecera, al oeste se dispuso una espadaña con una campana. Un amplio refectorio abovedado, un aljibe para proveer de agua durante el estío y una batería de celdas, fueron algunas de las obras realizadas.

Las guerras con Portugal del siglo XVII conllevaron el abandono del Convento de la Luz. El conflicto provocó la ruina. Fueron necesarias muchas restauraciones para hacerlo nuevamente habitable. La Guerra de Sucesión, acaecida a principios del siglo XVIII, forzó un nuevo período sin actividad. A su finalización volvieron los monjes, que realizaron trabajos de reparación y mejora del emplazamiento. Quizás lo más destacado de este momento sea el interesante acueducto tendido sobre el puente que salva el cauce de la rivera. El acueducto, con más de 100 metros de longitud, buscaba un acuífero situado en la margen opuesta del convento, desde donde transportaba el agua hasta una fuente cercana a la iglesia.

Tras la exclaustración provocaba por la Desamortización, los franciscanos se marcharon del Convento de la Luz. En la actualidad todo es ruina y silencio. La imagen de la Virgen reside ahora en la iglesia parroquial de Alconchel.
Fuente: Víctor Gibello - Blog Paraísos olvidados - HOY

Seguidamente podéis ver unas fotos tomadas durante mi visita a este lugar el pasado 19-5:


llegando a la rivera de Friegamuñoz

Convento Ntra. Sra. de la Luz

al fondo la espadaña de la Iglesia del Convento


espadaña de la Iglesia del Convento

uno de los arcos del puente, y parte del acueducto


refectorio




acueducto


interior de la cueva

aljibe



puente y acueducto

acueducto



Track de la ruta de senderismo

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