Pascual Madoz en su obra: "Diccionario Geográfico Estadístico Histórico" publicado en Madrid el año 1850 Tomo IX, la describe de la siguiente manera:
"Como á tres tiros de bala disfruta esta villa (Higuera la Real) de la abundante y exquisita fuente llamada del Gargallón, camino para Sevilla; hasta el año 1835 estuvo el canal de las aguas brotando en una olla ó taza cuadrada de piedra berroqueña, más en dicho año se le dió tan diferente forma, que ya desagua por 8 caños abultados de bronce en un pilar labrado alrededor, también de piedra del mismo género: contiguos á dicha fuente hay otros 2 minerales conocidos con el nombre de Bodión y las Casitas, pues las hay con cubierta de bóveda sobre el agua, y al estremo de ellas se añadió en el expresado año un extendido lavadero de ropa blanca, que se llama el lavadero de la fuente del Gargallón; hay también contigua a dichas casitas una muralla antiquísima de 2 varas de alta y 70 de long,, que demuestra haber sido para albuhera, rota hoy por varias partes: con el derrame de tan abundantes manantiales, girando sus aguas por una acequia, muelen 22 molinos harineros, estando situados el 1º á 5 tiros de bala de la villa y el último 3/4 legua, construidos todos casi en línea recta formando una especie de calle, y á distancia de 2 tiros ó 3 de unos á otros, sin que se conozca haya faltado jamás agua para su movimiento".
Seguidamente podéis ver unas fotos tomadas en el día de hoy, de la fuente del Gargallón, y de un par de molinos harineros
Molinos harineros de la fuente del Gargallón
A pesar de que las circunstancias concretas de la construcción de los molinos harineros son aún desconocidas, su similitud con otros molinos de Al-Ándalus nos lleva a una procedencia árabe, y a una fecha de construcción comprendida entre los siglos X y XIII, momento en el cual se produce el uso generalizado de los molinos de agua, así como la incorporación de mejoras de mejoras técnicas que aumentarán su producción.
Las primeras referencias de ellos se encuentran en el año 1570, en los escritos que D. Juan de Mal Lara publicó con motivo de la visita del Rey Felipe II a la ciudad de Sevilla, en estos escritos referentes a Higuera la Real destaca la importancia de los molinos, su número e incluso la propiedad de algunos de ellos.
De su importancia en la zona dan fe las ordenanzas fiscales de 1665, que obran en Fregenal de la Sierra. En su título séptimo aparecen citados los molinos de Gargallón, a los que se dedican 12 capítulos, en los cuales se regula el peso del trigo y harina, así como el acarreo de trigo de las casas particulares a los molinos y viceversa. Esto da idea de la importancia económica que tenían en la época, y la preocupación de las autoridades por evitar el fraude, ya que se trataba de un alimento de primera necesidad.
Los molinos siguieron suministrando harinas a la población hasta principios del siglo XX, cuando su importancia fue decayendo con la aparición de nuevos elementos tecnológicos que frenaron la actividad de los molinos y solo se mantuvieron en funcionamiento algunos que se utilizaban en la producción de piensos para el ganado.
Los molinos reanudaron su actividad en 1940 una vez terminada la guerra civil ante la escasez de alimentos que asolaba España, siendo el estraperlo su actividad principal. Cerraron definitivamente a finales de los años 50.
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