Un año más llegan estas delicias que son los Huesos de Santo, y también los Buñuelos, dulces típicos de estas fechas.
Los huesos de Santo parece proceden de una costumbre milenaria. Un monje benedictino instauró la tradición de los huesos de Santo como una forma de hacer olvidar a los ciudadanos la festividad pagana de los celtas, que en esa fecha celebraban el primer día del año. La forma y el nombre recordaban que esta es la jornada en la que los muertos vuelven a la tierra.
En realidad los huesos de santo no tienen una forma definida “de hueso”, pues no son más que canutillos de mazapán que se recubren de almíbar, que es lo que le da ese toque de color tan blanco y el interior se rellena de una masa dulce de yema.
Los Huesos de Santo ya se citan en la publicación el "Arte de cocina" de Martínez Montiño, editado en 1611: "Hechos para conmemorar a todos los Santos y a todos los muertos, en los primeros días de noviembre". Son un dulce que se viene fabricando desde hace siglos para el día de Todos los Santos. Su fama esta extendida por toda la geografía española.
Hoy, en Badajoz, ya he probado Huesos de Santo, procedentes de la afamada "Pastelería Casa Fuentes, de Olivenza".
Precio: 12 huesos = 7,5 €
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