Hoy vamos a tratar sobre la lauda (lápida) sepulcral, encargada para su tumba por Don Lorenzo Suárez de Figueroa y Mendoza, sobrino carnal del primer conde de Feria, hombre de gustos exquisitos, que vivió entre esplendores en la Italia del Renacimiento, lejos de su tierra extremeña y de su esposa, Doña Isabel de Aguilar, hija ésta de Bartolomé Sánchez de Badajoz, Secretario de Enrique IV de Castilla.
Atribuida durante mucho tiempo a Alessandor Leopardi, parece ser que el bronce lo hizo por 1503 Pier Zuanne della Campané, el que realizó para San Pedro Marcos, de Venecia, la Virgen della Scorpa.
Seguidamente podéis ver unas fotos tomadas el pasado 23-12 de esta magnifica Lauda sepulcral, con motivo de mi visita al Museo de la Catedral de Badajoz.
Lauda sepulcral de Don Lorenzo Suárez de Figueroa |
La información que seguidamente podéis leer, es un resumen de un magnifico articulo escrito por D. Cecilio Venegas (Presidente del Colegio Farmacéutico de Extremadura......), en su blog del periódico Hoy "Guiris por Extremadura", titulado: El embajador en Venecia que hizo según la edad
"... El noble, fue embajador en Roma y Venecia entre 1494 y 1506, año de su muerte en esta Serenísima República. Lorenzo envió a Badajoz la lápida que debía cubrir su tumba, en la que como primer detalle de originalidad, no aparece el futuro difunto orante o yacente, sino de pie, con porte distinguido y vistiendo a la moda del momento, que ostenta la también original inscripción redactada por el propio Lorenzo que dice así:
“Sepulcro de Lorenço Suarez de Figueroa y de Mendoça con doña
Isabel de Agvilar su mvjer. Este en la juventud hizo según la edad y en
las armas vso lo que convenía. Fue hecho después del Consejo de svs
altezas y enviado embaxador diversas veces. Así confirmó el exercicio
con los años y dexa para despues esta memoria: lo que del mas sucediere
dígalo su sucesor”.
Casado en Badajoz en 1481 con doña Isabel de Aguilar, no tuvo descendencia con su esposa. Tuvo, sin embargo, don Lorenzo un hijo que le sucedió en la embajada de Venecia: Gonzalo Ruiz de Figueroa, que también solía llamarse Gonzalo Ruiz de la Vega, hijo éste, según declara don Lorenzo en su testamento, de su amante vallisoletana doña Isabel Enríquez, con la cual tuvo también una hija: Doña Leonor Laso de la Vega y Figueroa (fundadora y Abadesa del convento de Santa Ana, de Badajoz).
Lo cierto es que D. Lorenzo fue sepultado en Venecia y nunca utilizó su
lápida sepulcral y su esposa, Dª Isabel de Aguilar, que se había
quedado sola, abandonada en Badajoz, quedó dicho en su testamento de
1519 lo siguiente:
“Dentro de la capilla en que yo estuviere no se
entierre otra persona sino la mía, pues es justo que quien tan sola fue
en la vida no tenga compañía en la muerte”.
Como el monumento nunca se utilizó, se desmontó el sepulcro y la lápida pasó a la Catedral de Badajoz, donde se puede contemplar actualmente en su claustro.
Solos y lejos reposan los protagonistas de aquel fracaso amoroso tan
desigualmente repartido, porque a ella le toco la triste soledad y a él
la alegría de un vivir fácil. Como única compensación las exquisiteces
del esposo depararon a ambos cónyuges el pervivir juntos, grabados sus
nombres en este bronce sin tumba, joya preciosa del Renacimiento, que es
sin la menor duda el mejor ornato de la Catedral pacense... "
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