El Monasterio de Tentudía es una iglesia-fortaleza de la localidad de Calera de León; fue construido en el siglo XIII y está considerado una de las mejores muestras del mudéjar español.
Actualmente, está considerado como BIC (Bien de Interés Cultural) (fue declarado Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional mediante decreto de 3 de junio de 1931.
Claustro: A comienzos del siglo XVI se adosó al templo un pequeño claustro mudéjar de ladrillo, con aljibe
central y organizado en dos alturas. El ritmo compositivo se confía a
la diferencia en el tipo de arcos (de medio punto peraltado en la planta
baja y escarzanos en la superior) y a su variación en número (cuatro
abajo y cinco arriba, todo ellos con
alfiz). En ambos casos los soportes son pilares octogonales.
Iglesia: La iglesia sufrió algunas transformaciones hasta darle su actual aspecto de una única nave, cubierta con bóveda de cañón.
Sin embargo, se respetó la cabecera, con lo que las capillas laterales,
que sorprenden por su amplitud, quedaron inalteradas levantadas con
bóvedas de arista sobre trompas, en las que se dispusieron
enterramientos de algunos maestres de la orden. En el
presbiterio se encargó un retablo de azulejería, que llevó a cabo el famoso ceramista
Francisco Niculoso Pisano.
La leyenda sobre el Monasterio de Tentudía tiene su origen en el siglo XIII, durante la Reconquista, cuando el monarca Fernando III El Santo encargó al maestre Pelay Pérez Correa, de la Orden de Santiago, tomar a los sarracenos las sierras de la comarca de Tentudía.
A lo largo de la batalla decisiva, las tropas
cristianas veían cómo se acercaba la noche y no conseguían su
objetivo. El maestre, desesperado, imploró a la Virgen gritando: ¡Santa María, detén tu día! Y la tradición dice que el sol se detuvo en el horizonte el tiempo suficiente para lograr la victoria.
El maestre Pérez Correa mandó construir una pequeña ermita para honrar este milagro, bajo la advocación de Santa María de Tudía (Tentudía). El edificio original se fue ampliando en etapas sucesivas por los maestres de la Orden de Santiago.
Con la construcción del Conventual en la localidad cercana de Calera de León, en el siglo XV, la zona se convirtió en uno de los centros más importantes de la Orden de Santiago.
Y a principios del siglo XVI, el Eremitorio de Santa María de Tudía fue declarado Monasterio por el Papa León X, lo que supuso la adjudicación de grandes privilegios y el monasterio fue adquiriendo más importancia.
La Orden encargó en 1518 un retablo al prestigioso maestro azulejero Niculoso Pisano,
de origen italiano pero afincado en Sevilla. Este retablo es
probablemente uno de los elementos más importantes del monasterio en
la actualidad. En el retablo se puede apreciar una placa con la
inscripción:
NICVLOSVUS PISANVS ME FECIT A.D.1518.
Seguidamente podéis ver unas fotos realizadas durante mi visita a este lugar el pasado 26-8
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Carretera de Cabeza la Vaca al Monasterio de Tentudía |
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Cruz conmemorativa del Gran Jubileo, año 2000 |
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Claustro |
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Claustro |
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Iglesia |
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Iglesia |
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Iglesia |
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Altar Mayor - Retablo de Niculoso Pisano |
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Sepulcro del Maestre Pelay Pérez Correa |
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Capilla de Santiago |
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Capilla de los Maestres - Retablo de S.Agustín |
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Retablo de S.Agustín |
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Sepulcros de los Maestres Gonzalo Mejia y Fernando Ozores |
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sepulcro de García Hernández, camarero del Rey Enrique |
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Claustro |
V Centenario del retablo cerámico del Monasterio de Tentudia
Ahora en 2018 se conmemora el 500 aniversario de la construcción de este retablo.
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Retablo NICVLOSVUS PISANVS ME FECIT A.D.1518 |
El retablo fue encargado en 1518 para conmemorar el prodigioso
hecho de la batalla de Tentudía. Un enorme retablo de azulejos formado
por 640 piezas y que alcanza 3,4 metros de alto por 2,6 de anchura.
Pisano distribuyó tan amplio espacio en tres calles. Las laterales
divididas en tres cuerpos, mientras que sólo hay uno en la central,
rematado por un Calvario a cuyos pies se simula una hornacina bajo dosel sostenido por ángeles, que queda a su vez enmarcado por el tema del árbol de Jessé.
Los laterales del retablo y el banco se decoran con grutescos variados.
Las escenas principales del conjunto hacen alusión a la vida de María,
pero en los cuerpos inferiores el ceramista reflejó dos retratos más
mundanos: el de
Pelay Pérez Correa,
a la izquierda, y el de Juan Riero, el canónigo que encargó la obra, a
la derecha; ambos se encuentran arrodillados en actitud de orar.
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