El pasado 31-5 estuve en Alburquerque (Badajoz) visitando la localidad, su Castillo, y las Pinturas Rupestres del abrigo del risco de San Blas. De éstas últimas ya hemos tratado en el blog en una entrada de fecha 7-6 que podéis ver aquí.
Hoy vamos a tratar sobre el Castillo de Alburquerque, fortaleza también conocida como Castillo de Luna, por uno de sus principales constructores, don Álvaro de Luna, Maestre de la Orden de Santiago y condestable de Castilla.
El castillo de Alburquerque se encuentra ubicado en la parte alta de un
cerro en la Sierra de San Pedro, lo que le proporciona una posición
dominante con respecto al resto de la población. Alburquerque es una
zona próxima a la línea divisoria con Portugal. Esto y su posición entre
Valencia de Alcántara y Badajoz le proporcionó un atractivo singular.
El nombre de Alburquerque deriva del latín, Alvus quercus, que significa
encina blanca y así se hace constar en su escudo de armas compuesto por
una encina con un lucero a ambos extremos del tronco.
La plaza fue reconquistada por Fernando II en el año 1166, y su posesión cedida a la orden de Santiago, pero volvió a manos musulmanas en el año 1184, siendo recuperada definitivamente en 1217.
La plaza fue reconquistada por Fernando II en el año 1166, y su posesión cedida a la orden de Santiago, pero volvió a manos musulmanas en el año 1184, siendo recuperada definitivamente en 1217.
A lo largo del
siglo XIV el castillo pasó por distintas manos, casi siempre ligadas a
las coronas de Castilla o de Aragón, cuando no a los mismos monarcas,
sin que pueda saberse hasta el momento la evolución de la actividad
constructiva durante ese periodo, hasta mediados del siglo XV en que la
fortaleza le es entregada a D. Alvaro de Luna, Maestre de la Orden de
Santiago, quien acometió entre los años 1445 y
1453 la construcción de varios elementos significativos, de cuya etapa
persiste aún la torre del homenaje y el interesante sistema de acceso al
piso superior a través de un gran puente, de cuya autoría dejó
constancia epigráfica en los varios blasones que pueden verse aún en
estas partes y otras del castillo.
Poco después, entre los años 1465 y 1472 figura como señor del castillo don Beltrán de la Cueva, por privilegio de Enrique IV que además le otorga el título de primer duque de Alburquerque, añadiendo a la fortaleza varias dependencias de tipo palaciego, algunos recursos defensivos externos en la barbacana, en una de cuyas puertas todavía campea su escudo heráldico con la corona ducal, y sobre todo la torre pentagonal con curiosas almenas puntiagudas rematadas con bolas que se asoció con la torre del homenaje y con el elevado puente de acceso.
Poco después, entre los años 1465 y 1472 figura como señor del castillo don Beltrán de la Cueva, por privilegio de Enrique IV que además le otorga el título de primer duque de Alburquerque, añadiendo a la fortaleza varias dependencias de tipo palaciego, algunos recursos defensivos externos en la barbacana, en una de cuyas puertas todavía campea su escudo heráldico con la corona ducal, y sobre todo la torre pentagonal con curiosas almenas puntiagudas rematadas con bolas que se asoció con la torre del homenaje y con el elevado puente de acceso.
En 1933 el Castillo fue nombrado Monumento Nacional y en la actualidad está catalogado como Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.
De mi visita a magnifica esta magnifica fortaleza, podéis ver seguidamente unas fotos.
-Podéis ver las fotos en mayor tamaño "pinchando" sobre la imagen-
Alburquerque, vista desde el castillo |
Es también muy interesante la iglesia que todavía se conserva en el
interior de la fortaleza con la advocación de Santa María del Castillo,
uno de los más antiguos ejemplares de este tipo de edificios religiosos
en Extremadura, datable en el último cuarto del siglo XIII y en el que
se puede ver el estilo de transición entre el románico tardío y el
gótico, con sus tres naves cubiertas mediante bóvedas de cañón sobre
pilares cruciformes con recios capiteles e impostas, manifestándose en
el ábside los añadidos de una bóveda de crucería correspondiente a una
etapa gótica más evolucionada.
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