Manuel Godoy y Álvarez de Faria (Badajoz, 12 de mayo de 1767-París, 4 de octubre de 1851) fue un político español, favorito y primer ministro de Carlos IV entre 1792 y 1797 y, nuevamente, de 1801 a 1808. Fue duque de la Alcudia y de Sueca y príncipe de la Paz por su negociación de la Paz de Basilea en 1795, título que años después Fernando VII declaró ilegal y que Godoy reemplazó, ya en el exilio, por el italiano de príncipe de Bassano.
Hoy vamos a recordar a este personaje el día que se conmemora el 250 aniversario de su nacimiento.
Godoy llegó a Madrid procedente de su Badajoz natal con tan solo 17 años para servir en la Corte como guardia de Corps.
No tenía ningún título nobiliario, no poseía riquezas y su formación,
aunque rica, no era universitaria. Apenas 8 años después, Manuel Godoy
dirigía los designios del gobierno español y sería hasta 1808 el hombre más poderoso de la Nación solo un peldaño por debajo del Rey.
Sus enemigos atribuyeron su ascenso a su condición nunca demostrada de
amante de la reina María Luisa de Parma, 16 años mayor que él. La
maledicencia y las habladurías lo colocaron como un traidor a la Patria, con ambición sin límites, dispuesto a vender España a Napoleón.
Los estudios históricos más recientes dibujan, sin embargo, una imagen muy diferente de Godoy, a quien describen como un hombre de inquebrantable lealtad a sus reyes y a su país,
con cierto sentido de Estado, a quien tocó dirigir el país entre las
presiones de Francia e Inglaterra y supo defender los intereses de
Carlos IV y la integridad del territorio español.
Tuvo aciertos y cometió errores, y finalmente fue una víctima más de la felonía de Fernando VII y de la ambición sin límites de Napoleón. Pero sobre todo fue víctima de la misma lealtad que lo había encumbrado.
Lo cierto es que a día de hoy ya tenemos datos suficientes y
ensayos rigurosos como para juzgarlo con ecuanimidad. Así como hasta
hoy la imagen de Godoy ha salido siempre mal parada, el estudio
detallado de su trayectoria nos muestra a un hombre y a un gobernante
diferente.
Desde su exilio de París, donde permanece enterrado desde su
muerte en 1851 (en el cementerio de Père Lachaise), Godoy pasa paulatinamente del olvido al recuerdo, y sus
detractores encuentran respuesta en defensores de su acción política.
Si Godoy no fue ningún santo de altar, tampoco fue el indeseable traidor
que interesadamente se proyectó con éxito hacia el futuro.
De Godoy podríamos "hablar largo y tendido", pero para tener una visión general de su biografia recomiendo ver lo publicado en https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Godoy
casa en la C/Santa Lucia de Badajoz, donde nació Godoy |
casa en la C/Santa Lucia de Badajoz, donde nació Godoy |
Monumento a Manuel Godoy
(año 2008) - Obra del escultor Luis Martinez Giraldo (ver aquí): La figura aparece mirando en dirección Olivenza, que fue
recuperada en el Tratado de Badajoz (1801) el cual aparece en sus manos.
Así mismo la figura lleva colgada espada de militar de altísima
graduación, una vara como símbolo de poder, y a sus pies un cañón junto a
un ramo de naranjas, recuerdo que Godoy envió a la Reina María Luisa,
recogido durante el sitio a las ciudades portuguesas (Guerra de Las
Naranjas).
Monumento a Manuel Godoy - Badajoz |
Monumento a Manuel Godoy - Badajoz |
Monumento a Manuel Godoy - Badajoz |
Monumento a Manuel Godoy - Badajoz |
Monumento a Manuel Godoy - Badajoz |
Monumento a Manuel Godoy - Badajoz |
Monumento a Manuel Godoy - Badajoz |
Godoy y la Guerra de las Naranjas
La Guerra de las Naranjas fue un breve conflicto militar que enfrentó a Portugal contra Francia y España en 1801.
En 1801, Napoleón conminó a Portugal para que rompiera su alianza tradicional con Inglaterra y cerrara sus puertos a los barcos ingleses. En esta pretensión inmiscuyó a España, gobernada entonces por el ministro Manuel Godoy, mediante la firma del tratado de Madrid de 1801.
Según este tratado, España se comprometía a declarar la guerra a
Portugal si la nación vecina mantenía su apoyo a los ingleses. Ante la
negativa portuguesa a someterse a las pretensiones franco-españolas, se
desencadenó la llamada Guerra de las Naranjas.
La campaña militar apenas duró dieciocho días entre mayo y junio de
1801. En ella, un ejército español al mando de Godoy ocupó sucesivamente
una docena y media de poblaciones portuguesas, entre ellas Arronches, Castelo de Vide, Campo Maior, Portalegre, Olivenza y Juromenha). La resistencia portuguesa fue mínima, en la creencia de que España no tenía pretensiones territoriales. La paz se firmó en Badajoz el 6 de junio (Tratado de Badajoz),
devolviéndose todas las plazas conquistadas a Portugal con la excepción
de Olivenza y su territorio, que ya era un viejo contencioso fronterizo
entre los dos países. Aprovechando la ocasión y la geografía, tampoco
se devolvió Vila Real (Villarreal), que no pertenecía a Olivenza, sino a Juromenha. La línea divisoria entre España y Portugal se fijó en aquella zona utilizando el curso del río Guadiana.
La Guerra de las Naranjas recibió este nombre debido al ramo de naranjas que Godoy hizo llegar a la reina María Luisa cuando sitiaba la ciudad de Elvas
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