El 7 de Abril de 1844, hace por tanto ahora 173 años, el Diario de Madrid publicaba el siguiente anuncio:
SECCIÓN JUDICIAL
Juzgado de primera instancia
Venta de Bienes Nacionales
Juzgado de primera instancia
Venta de Bienes Nacionales
En virtud del señalamiento hecho por los señores intendentes de
rentas de las provincias que se dirán, se han de subastar el día 13 del
corriente de doce a una de su tarde, en las casas consistoriales, ante
el señor Don Miguel María Duran, juez de primera instancia las fincas
siguientes:
BADAJOZ
Una ermita conocida con el nombre del Santuario de nuestra señora de las Flores de la villa de Bodonal, en término de dicha villa, tiene de altura ocho varas, de ancho diez varas, y de largo 18, con una sacristía, la que está tasada en 12.040 rs., cantidad en que se saca a subasta. No consta carga alguna.
Diario de Madrid 7-4-1844, ver en formato pdf aquí |
Desconocemos si hubo o no postores, pero no llegó a consumarse, dado que cuatro años después, el 13-7-1848 vuelve a publicarse nuevamente otro anuncio de subasta, en el mismo Diario de Madrid:
SECCIÓN JUDICIAL
Venta de Bienes Nacionales
CLERO SECULAR
CLERO SECULAR
BADAJOZ
Día 14 de Julio ante los señores don José Morphi y don Jacinto Revillo.
El edificio-ermita que fue Santuario de Nuestra Señora de las
Flores, de Bodonal, sito en la provincia de Badajoz, de mas de ocho
varas de altura, diez de ancho y diez y ocho de largo, con una sacristía
toda arruinada: ha sido tasado en doce mil cuarenta rs., por cuya
cantidad se saca a subasta. No produce renta alguna.
El valor del remate debe satisfacerse en cinco plazos a dinero metálico; el diez por ciento, y el resto en documentos de la deuda pública.
Lo que se anuncia al público con objeto de que los individuos que quieran interesarse en la adquisición de las fincas insertas puedan acudir, con el fiador correspondiente, según está mandado, a hacer sus proposiciones a los parajes señalados, en el día y hora que se cita.
El valor del remate debe satisfacerse en cinco plazos a dinero metálico; el diez por ciento, y el resto en documentos de la deuda pública.
Lo que se anuncia al público con objeto de que los individuos que quieran interesarse en la adquisición de las fincas insertas puedan acudir, con el fiador correspondiente, según está mandado, a hacer sus proposiciones a los parajes señalados, en el día y hora que se cita.
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Por más averiguaciones que he intentado hacer, incluso en el propio
Obispado de Badajoz, no he obtenido información adicional, y desconozco
el final de toda esta historia, aunque intuyo que la subasta quedó
desierta, o si alguien la adquirió, posteriormente la vendió, o donó
nuevamente a la Iglesia.
Es curioso que en la noticia de 1848 se dice ".... el edificio-Ermita que fue Santuario....., por lo que también, aunque no lo creo pudiera tratarse de otra anterior Ermita, de la que nunca he tenido constancia.
Aunque no sabemos como termina la historia, si que conocemos el contexto de la misma, que no es otro que las desamortizaciones liberales que tuvieron lugar a lo largo del siglo XIX y de las que podemos destacar:
La desamortización de Mendizábal (1836-1837)
La de Juan Álvarez Mendizábal, ministro de la regente María Cristina de Borbón, en 1836, tuvo unas consecuencias muy importantes para la historia económica y social de España.
Como la división de los lotes se encomendó a comisiones municipales, éstas se aprovecharon de su poder para hacer manipulaciones y configurar grandes lotes inasequibles a los pequeños propietarios pero pagables, en cambio, por las oligarquías muy adineradas que podían comprar tanto grandes lotes como pequeños.
Los pequeños labradores no pudieron entrar en las pujas y las tierras fueron compradas por nobles y burgueses urbanos adinerados, de forma que no pudo crearse una verdadera burguesía o clase media en España que sacase al país de su marasmo.
Los terrenos desamortizados por el gobierno fueron únicamente los pertenecientes al clero regular (el que sigue una regla ej. conventos) . Por esto la Iglesia tomó la decisión de excomulgar tanto a los expropiadores como a los compradores de las tierras, lo que hizo que muchos no se decidieran a comprar directamente las tierras y lo hicieron a través de intermediarios o testaferros
La desamortización de Espartero (1841)
El 2 de septiembre de 1841 el recién nombrado regente, Baldomero Espartero, impuso la desamortización de bienes del clero secular (administra sacramentos, ej. la iglesia.),
proyecto que elaboró Pedro Surra Rull. Esta ley durará escasamente tres
años y al hundirse el partido progresista la ley fue derogada.
En 1845, durante la Década Moderada, el Gobierno intentó restablecer las relaciones con la Iglesia, lo que lleva a la firma del Concordato de 1851.
En 1845, durante la Década Moderada, el Gobierno intentó restablecer las relaciones con la Iglesia, lo que lleva a la firma del Concordato de 1851.
La desamortización de Madoz (1854-1856)
Durante el bienio progresista (al frente del que estuvo nuevamente Baldomero Espartero junto a O'Donnell) el ministro de Hacienda Pascual Madoz realiza una nueva desamortización (1855) que fue ejecutada con mayor control que la de Mendizábal. El jueves 3 de mayo de 1855 se publicaba en La Gaceta de Madrid y el 31 la Instrucción para realizarla.
Se declaraban en venta todas las propiedades principalmente comunales del ayuntamiento, del Estado, del clero, de las Órdenes Militares (Santiago, Alcántara, Calatrava, Montesa y San Juan de Jerusalén), cofradías, obras pías, santuarios, del ex infante Don Carlos, de los propios y comunes de los pueblos, de la beneficencia y de la instrucción pública, con las excepciones de las Escuelas Pías y los hospitalarios de San Juan de Dios, dedicados a la enseñanza y atención médica respectivamente, puesto que reducían el gasto del Estado en estos ámbitos. Igualmente se permitía la desamortización de los censos pertenecientes a las mismas organizaciones.
Fue ésta la desamortización que alcanzó un mayor volumen de ventas y tuvo una importancia superior a todas las anteriores. Sin embargo, los historiadores se han ocupado tradicionalmente mucho más de la de Mendizábal, cuya importancia reside en su duración, el gran volumen de bienes movilizados y las grandes repercusiones que tuvo en la sociedad española.
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